Remolcador escolta de Asenav sería lanzado en plazo inferior a 6 meses

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La nave RAstar 3200-W tiene capacidad de hasta 80 toneladas y está fabricado en la modalidad “especulativa”, es decir, se encuentra a la venta durante su construcción.

El astillero Asenav, emplazado en Valdivia, progresa en la construcción de un remolcador de escolta, embarcación modelo RAstar 3200-w, diseñada por Robert Allan Naval Architects, la cual cuenta con una capacidad de tracción impresionante de hasta 80 toneladas. Este proyecto demuestra el continuo avance y la excelencia en la ingeniería naval de Asenav.

La nave releva su diseño que mejora el equilibrio, lo que facilita tanto las maniobras, como la navegación, algo muy conveniente para la tripulación y el tipo de operación que realizan este tipo de naves.

Los planes de la compañía nacional -la más importante de la Costa Pacífico y el Caribe- son avanzar rápidamente en la fabricación, con el objetivo de que en menos de seis meses su proyecto número 192 sea lanzado al agua.

El gerente comercial de Asenav, Germán Schacht, sostuvo que “esta es una nave que hemos construido en modalidad especulativa, lo que significa que no fue encargado por ningún armador. ¿Qué implica esto? Que se abren enormes posibilidades de que cualquier operador de remolcadores interesado en un remolcador escort de este tipo puedan acercarse a la compañía y adquirir esta nave que está próxima a ser lanzada al agua”.

A la se suma un sistema FiFi 1, lo que implica un valioso sistema de extinción de incendios externos. Además, por las características propias que tendrá la nave, se convierte en una solución óptima para atraques, zarpes y diferentes faenas o maniobras en terminales de LNG o similares, incluso en estados del mar con alturas de olas significativas de hasta 3,0 metros.

“El diseño de Robert Allan Naval Architects significa que es una nave de un altísimo estándar, por lo tanto, es una embarcación que puede ser cotizada tanto por la industria nacional como extranjera. De hecho, como está acondicionado para que se incluya el equipamiento que cumpla con la norma TIER III, este tipo de naves que son una solución muy atractiva para empresas navieras del Cono Sur de América, así como países de Europa y Asia, que sin duda estarán también interesadas en este remolcador escort”, agregó Schacht.

 

 Tradición marítima en remolcadores

La construcción de esta nave, en manos de Asenav, viene a consolidar el trabajo en innovación y tecnología chilena  en construcción de remolcadores. La compañía ha construido 32 remolcadores en toda su historia, todos con un sello de calidad propio de la compañía. En ese sentido destaca la serie de naves de este tipo que salieron de las bodegas de Asenav entre 2015 y 2017, correspondientes a los proyectos NB 174 a NB 177 para Ultratug. Al igual que la treintena de naves mencionadas anteriormente, todos ellos contaban un diseño propio, tipo ASD, de 25.8 metros de eslora y 11 de manga, con 70 toneladas de capacidad de tiro.

En 2020, con el aumento en el comercio exterior a nivel mundial en materia de remolcadores, la compañía abrió un nuevo modelo de negocios destinado a la construcción especulativa de estos, también conocido como “en stock” siendo el “Proyecto 189” el primero de este tipo. La nave tenía similares características a las otras, considerando además un sistema contra incendios FiFi 1 y un sello de la sociedad clasificadora Lloyd’s Register. Este remolcador fue vendido a Ultratug meses antes de estar listo para su entrega.

En estos últimos años, la compañía se ha posicionado a nivel nacional con sus propuestas innovadoras basadas en su amplia experiencia y ha fortalecido la construcción de remolcadores que hoy se encuentran navegando en diferentes partes del mundo.

Parte de esto, tiene que ver con la entrega de soluciones específicas para cada cliente. Un escenario queda cuenta de aquello es que las naves de diferentes industrias están siendo cada vez más grandes y pesadas, por lo que la industria está requiriendo cargueros con un aumento de las toneladas Bollar Pull. A ello se suma también mejoras en el diseño, ya sea propio o en trabajo colaborativo -como ocurre ahora con Robert Allan-, que conlleva a que las naves sean más seguras y estables durante las maniobras de tiro.