La experiencia de Hapag-Lloyd con combustible hecho a partir de aceite de cocina

El objetivo de la naviera es reducir la intensidad de las emisiones de CO₂ de toda su flota en un 30 % para 2030 y lograr la neutralidad climática para 2045. El “Valparaíso Express” es uno de los barcos habilitados para usar el combustible alternativo. Foto: Hapag-Lloyd.

Según un informe que publicó la compañía naviera, 71 de los 251 barcos de su flota pueden operar con biocombustible elaborado con desechos de las cocinas, y efectivamente ya lo han empleado 24 naves.

Los girasoles, la colza o canola y otros cultivos son la base del aceite comestible que se utiliza en muchas cocinas. Reciclado y procesado sirve como biocombustible de bajas emisiones para impulsar buques portacontenedores. Una opción que según un reporte que publicó Hapag-Lloyd suena como algo futurista pero que ya es una realidad.

En la flota de la naviera ya se cuentan 24 buques que han ocupado este tipo de combustible hecho a partir de desechos de aceite de cocina, mientras que son 71 los que están habilitados tecnológicamente para hacerlo.

En 2020, en el Puerto de Róterdam, el “Al Nefud” (18.000 TEU) se convirtió en el primer barco de Hapag-Lloyd en abastecerse con el combustible alternativo. Fue un avance a la neutralidad climática en un sector que tradicionalmente usa fuelóleo pesado para la propulsión, un producto de desecho de las refinerías de petróleo que genera muchas emisiones.

Pero el combustible pesado está siendo reemplazado por un producto de desecho de la industria de servicios de alimentos: aceite de cocina usado, también conocido como "grasa marrón". El resultado es un balance de emisiones mucho más positivo.

Los aceites de cocina vegetales, como los que se usan para freír, son neutrales para el clima porque cuando se usan, solo liberan tanto CO₂ como el que habían absorbido previamente de la atmósfera las plantas de las que procedían para su crecimiento. Este resultado de suma cero equivale a la neutralidad de carbono.

El aceite de cocina usado, que de otro modo se eliminaría como desecho, se recicla después de usarse en las cocinas a gran escala y se convierte en combustible a través de un proceso químico. La reacción del aceite de cocina usado con metanol produce éster metílico de ácido graso (también conocido como biodiesel). El combustible de bajas emisiones se mezcla luego con combustible convencional (combustóleo pesado), lo que representa hasta el 30 por ciento de la mezcla final. En comparación con el fueloil pesado puro, esta mezcla reduce las emisiones de gases de efecto invernadero hasta en un 26 por ciento.

En 2022, Hapag-Lloyd compró más de 120 000 toneladas de biocombustible, en una primera asociación con DHL Global Forwarding, que se utilizarán para enviar 18.000 TEU iniciales del volumen de carga marítima de DHL, lo que reducirá las emisiones de CO₂ en 14.000 toneladas.

Poco tiempo después se firmó un acuerdo similar con Bolloré Logistics, que ahorró emisiones de CO₂ de aproximadamente 1.500 toneladas a fines de 2022. Además de las emisiones contaminantes que resultan directamente de la operación del buque, las emisiones aguas arriba de la producción, el transporte y la distribución del combustible también se tuvieron en cuenta al calcular los ahorros.

Siguieron más colaboraciones, como con el transportista digital Forto y, más recientemente, con Nestlé, el fabricante de alimentos y bebidas más grande del mundo. Desde febrero de 2023, la división de bebidas del grupo ha enviado 14.000 TEU de su volumen de carga en rutas a EE. UU., Canadá y México utilizando el combustible sostenible. Además, la unidad operativa Nespresso del grupo utiliza esta solución de transporte para importar y exportar café.